sábado, 18 de abril de 2015

Réveiller



El día que sin querer desperté, estaba bajo la lluvia al son de los truenos.
Veía a las personas correr para no mojarse, pase cerca de un parque donde los niños con máximo deleite jugaban.
El día que sin querer desperté, confundí a las gotas con las lágrimas bajando por mi mentón, desatándome de mis viejos dogmas, doctrinas, y religiones.  Dejando libre mi pensamiento anhelante y oyendo a mi corazón crujir tan fuerte que el  pecho parecía explotarme.
El día que sin querer desperté, fue cuando palpé la lluvia por primera vez, disfrute  las nubes fúnebres pero hermosas posando sus formas para mí, el olor húmedo, nostálgico y fugaz hizo suspirar a mi alma, el chasqueo de los zapatos cuando personas caminaban a mi lado escuchando  solemnemente  de fondo los nocturnos de Chopin que nunca supe como deleitar..
Fue tan simple la forma de completarme en este lugar complejo y mi mente solo sabía dormir.
Siendo un acaparador de recuerdos andante, vivo y dormido a la vez.
El día que sin querer desperté, bueno… Paseaba sobre este hermoso lugar que ya les comente, pero dentro de mi urna, viéndome desde la nada podrido y sin vigor como siempre fui.
Contemplando lo que perdí y nunca tuve.

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